3 Passage Saint Louis, Avenue B. Soubirous - Bp 83, 65103 Lourdes
Desde las alturas del hotel La Solitude, la vista se detiene en las líneas del castillo-fortaleza, la silueta de los Santuarios y los reflejos del río Gave que atraviesa la ciudad. En Lourdes, pocos alojamientos ofrecen una sensación de apertura tan amplia, tanto hacia la ciudad como hacia los paisajes pirenaicos. La luz, los colores y el paso de los peregrinos crean un ambiente vibrante, donde se siente que cada persona viene aquí por una razón propia.
El establecimiento recibe cada año visitantes de todos los rincones del mundo. Esta diversidad aporta al lugar un tono cálido y animado, sin perder serenidad. Las amplias terrazas, la piscina interior con vistas e incluso los salones más tranquilos permiten que cada cual viva su estancia a su ritmo, alternando momentos compartidos con instantes de retiro.
Las habitaciones se presentan en varios formatos: individuales, dobles, triples, cuádruples o incluso suites. Algunas disponen de balcón, otras de vistas despejadas a los Pirineos, al río o a la Explanada de las Procesiones. El confort está garantizado, con ropa de cama cuidada, aire acondicionado, bandeja de cortesía, un pequeño frigorífico, televisión con canales internacionales y acceso Wi-Fi gratuito. Veinticuatro habitaciones están adaptadas para personas con movilidad reducida, en una muestra de inclusividad muy apreciada.
La organización de los espacios comunes favorece la circulación fluida dentro del hotel, sin zonas de espera saturadas ni sensación de encierro. El restaurante buffet «Au fil de l’eau» permite disfrutar de una comida en un entorno luminoso, con menús variados y la posibilidad de opciones adaptadas a dietas especiales. Para una atmósfera más relajada, la brasserie «La Cascade» ofrece cocina tradicional en terraza o en sala, con el río a pocos metros.
El desayuno puede tomarse en la sala o en la habitación, según las preferencias. Abundante y variado, responde tanto a los hábitos continentales como a las expectativas internacionales. Se ofrecen comidas para llevar si se planea una salida prolongada durante el día, muy útil para grupos o excursionistas.
En la azotea, la piscina cubierta se complementa con un jacuzzi accesible con la llave de la habitación. Climatizada entre primavera y otoño, permanece como uno de los distintivos del hotel. Al nadar unos largos, se disfruta de un panorama despejado sobre los tejados y los relieves circundantes, lejos del bullicio urbano.
Los servicios disponibles contribuyen a la calidad de la estancia sin sobrecargarla. Encontrará en el lugar una tienda de recuerdos, un salón de té, una consigna, servicio de lavandería y asistencia para excursiones. El personal, multilingüe y atento, se muestra discreto y disponible. Una recepción abierta de manera continua asegura una bienvenida fluida a cualquier hora.
El hotel también cuenta con varias salas de reuniones y puede acoger eventos profesionales o asociativos. Ya sea que viaje solo, en pareja, en familia o como parte de un grupo organizado, los espacios están diseñados para adaptarse sin perder comodidad ni claridad.
La accesibilidad está facilitada por la proximidad inmediata de los Santuarios, accesibles a pie en pocos instantes, así como por las opciones de aparcamiento en garaje privado (según disponibilidad) o en las cercanías. Se puede organizar un traslado para los trayectos desde o hacia el aeropuerto.
Para quienes deseen permitirse un momento de bienestar, el establecimiento ofrece acceso al spa del Grand Hôtel Gallia & Londres, a menos de 300 metros. Allí encontrará hammam, sauna, jacuzzi y tratamientos a la carta, en un entorno tranquilo propicio para la relajación.
El bar del hotel, abierto a una amplia terraza, se convierte en un lugar de encuentro al final del día, cuando la luz se suaviza sobre la ciudad. Las conversaciones se entrelazan alrededor de una copa, entre viajeros de todos los horizontes, antes de que cada uno regrese a su habitación.
El estilo del establecimiento combina líneas modernas con toques clásicos, sin excesos ni sobrecarga. El conjunto refleja una sobriedad apacible, que permite a la ciudad y al paisaje expresarse plenamente. La acogida busca estar a la altura de este ambiente: sincera, profesional y orientada a las necesidades de cada huésped.
En Lourdes, los descubrimientos a menudo se realizan a pie. Desde el Hôtel La Solitude, se accede directamente a la entrada de los Santuarios, al pie de la Explanada. Podrá seguir el recorrido de las procesiones, visitar la Gruta de Massabielle, recogerse o simplemente observar los movimientos silenciosos de las multitudes en marcha.
A pocos minutos, el castillo-fortaleza de Lourdes abre sus puertas. Ubicado sobre su roca, alberga un museo pirenaico con ricas colecciones. La visita ofrece una mirada diferente sobre la ciudad y permite comprender mejor la historia de la región, entre cultura popular, tradiciones pastorales y evolución religiosa.
Si desea prolongar su exploración, los senderos que bordean el río Gave o ascienden por las colinas circundantes invitan a caminatas cortas y accesibles, a menudo salpicadas con miradores espectaculares. Los amantes del senderismo o la fotografía disfrutarán de estos recorridos, a menudo tranquilos y poco concurridos.
El museo Sainte-Bernadette, discreto pero conmovedor, narra con sobriedad la historia de la joven que dio origen a las apariciones de 1858. Allí se descubren documentos, objetos y testimonios en un entorno recogido. Otros lugares como el cine del Santuario o las exposiciones temporales enriquecen el programa cultural.
Al hospedarse en el Hôtel La Solitude, opta por un entorno accesible, vibrante y confortable, sin renunciar a la calma ni a la autenticidad de su experiencia en Lourdes. Cada detalle parece pensado para acompañar su viaje, sea cual sea su propósito.
Actividades
General
Servicios
Restauración
Área de piscina y bienestar
Zonas comunes
Varios
Desde 80 EUR por noche